samedi 28 janvier 2017

EVOLUCIÓN EN LA EDUCACIÓN



Cuando le pregunto a mi madre de 87 años cómo era la enseñanza en su época, me dice con mucho énfasis que eran 67 alumnas de todas las edades y todos niveles, a cargo de una única maestra en un único local. Me cuenta con orgullo que trabajaban en grupos de 15, divididas por franjas de edades, pero que ella, a pesar de ser de menor edad, se sentaba con compañeras mayores porque destacaba. Recuerda que sólo tenían un libro –la enciclopedia- que contenía distintas materias: lengua, matemáticas, geografía y ciencias naturales.

Cuando le pregunto por la dinámica de clase, me responde que mientras un grupo se acercaba a la pizarra para que le explicaran lo nuevo, o lo que no podían entender por sí solas, los otros grupos estudiaban en su enciclopedia lo que la maestra le hubiera indicado y las alumnas más rápidas ayudaban a las más lentas. 

Estas confesiones me han hecho pensar en una de las ideas del hangout del miércoles 25. Me refiero a la de Carlos Magro cuando dice que “es mejor aprovechar las clases en tareas de alto valor añadido”. ¡¡Lo mismo que hacía la maestra de mi madre!! Y después también me ha venido a la mente el aprendizaje colaborativo que nosotros hacemos como algo novedoso a través de aulas virtuales, foros, muros de padlet, corubrics... ¡¡¡Pero si ya lo hacía mi madre con sus compañeras sin salir de aquel pequeño local que utilizaban como escuela!!!

Así que creo que la única mutación reside en que el acceso al conocimiento no se limita a los libros, o a lo que el profesorado pueda trasmitir, sino que está en todas partes y por lo tanto la verdadera innovación radicaría en conseguir compaginarlo con nuestros rígidos programas educativos.

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